Imágenes, activismo, educación e investigación en Argentina contemporánea: los usos del audiovisual por grupos auto-gestionados orientados hacia la autonomía.

Este trabajo es una producción colectiva nacida en el seno de una Asociación Civil
argentina autogestionada: el Instituto para la Inclusión Social y el Desarrollo Humano
(Incluir) que lleva adelante dos proyectos de investigación acción: Aprendizaje y
creación y Aprendizaje y percepción de la diferencia en proyectos de autonomía. Estos
proyectos son coordinados por la Dra. Heras Monner Sans con apoyo del sistema
nacional de ciencia y tecnología (Conicet y ANCYT).
El equipo de trabajo interdisciplinario, apoyado en la investigación acción participativa,
utiliza como herramientas el video, la fotografía y la narración, interesándose en el
sentido y el aporte que ofrecen estos lenguajes al investigar de manera colaborativa con colectivos auto-gestionados.
Consideramos escasa la reflexión acerca de los enfoques utilizados para documentar y analizar experiencias auto-gestionadas, teniendo en cuenta el caudal de materiales
audiovisuales producidos. Estimamos fecundo analizar lo que dichos enfoques permiten, obstruyen o generan en los equipos de investigación, en los propios colectivos y en otros grupos.
Así, se decidió realizar un estudio que aborde los aprendizajes relatados por integrantes de colectivos autogestionados documentados en lenguaje audiovisual por investigadores y documentalistas. Nos propusimos estudiar dispositivos desarrollados por colectivos autogestionados, entendiendo la autogestión como una práctica que se presenta en experiencias de diversa índole (desde fábricas recuperadas por sus trabajadores, movimientos territoriales, comunidades auto-gestionadas, agrupaciones culturales, movimientos de derechos humanos, movimientos campesinos, entre otros) que se conciben como proyectos de construcción de la autonomía (Castoriadis, 2002).

En relación a la autonomía seguimos trabajos que ponen en discusión los conceptos de autogestión, autonomía y construcción de un orden social diferente al capitalo-céntrico (Gibson y Graham, 2008). Por ejemplo, Castoriadis (1997, 2002 y 2007) Zibechi (2004 y 2008), Holloway (2002), Heras Monner Sans (2009 y 2011), Modonesi (2010), De Sousa Santos (2009), entre otros.

Entendemos a la autonomía como una práctica, que en franca disputa con las
construcciones de sentido dominantes en el capitalismo actual, se basa en las
orientaciones de equidad, justicia, y toma de decisión directa sobre los asuntos públicos, por lo cual, sus atributos son la participación en la construcción de la norma o la ley en libertad, la posibilidad de que la palabra de cada participante pese por igual y la disponibilidad de pensar reflexivamente sobre lo hecho. Así, Castoriadis ha definido a la autonomía como una práctica individual y social de interrogación permanente sobre el discurso instituido, práctica que denomina “reflexión deliberada” (Castoriadis, 2007; 2004) porque su ejercicio nos permite volver a tomar posición sobre nuestro quehacer. Zibechi (2004) analiza una variedad de colectivos autogestionados en Argentina que se orientan hacia la construcción de autonomía en el sentido desarrollado por Castoriadis.

Estos colectivos se caracterizan porque sus miembros participan sin mediar
representación y se afirman en la horizontalidad, desafiando el modelo hegemónico de sociedad burocrática y piramidal. Para realizar una genealogía de estos movimientos el autor se remonta al año 1989, fecha que inaugura una serie de procesos políticoseconómicos que producen un quiebre en la cultura política argentina.
Muchos integrantes del campo universitario, artístico y político de izquierdas acusaron
este proceso de crisis concentrándose en refugios que fueron generando el clima para la creación de otras formas de hacer política. Según Zibechi, estos espacios fueron
nombrados con ese término por muchos activistas, en su mayoría jóvenes “tan
desencantados de la realidad como de las organizaciones políticas de las que provenían” (op.cit.:66). Fue allí donde pudieron afirmar una identidad política distinta a la hegemónica de los años noventa, y un modo de hacer también diferente al de las organizaciones políticas burocráticas.
Muchos de los relatos que dan cuenta del aprendizaje producido al interior de colectivos autogestionados se produjeron a partir del encuentro entre activistas, militantes y estudiantes resistiendo en aquellos refugios con los movimientos obreros, campesinos y suburbanos que venían construyendo experiencias contra-hegemónicas basadas en la reciprocidad.
Pero además, la debacle en la que se sumergió el modelo neoliberal en la segunda parte de los años noventa y que llegó a su punto más alto en diciembre de 2001, generó un movimiento instituyente que multiplicó los materiales audiovisuales, escritos, fotográficos, icónicos y virtuales.
El punto de vista de Modonesi (2010) abona este planteo: la expansión del concepto de autonomía en su acepción como “emancipación, como modelo, prefiguración o proceso de formación de la sociedad emancipada” (p.104) tiene uno de sus momentos cumbres a partir de los movimientos argentinos de 2001-2002, ya que a partir de allí se suscitó “una producción teórica particularmente fecunda y un conjunto de estudios empíricos sobre los procesos de subjetivación política correspondientes” (p.111).

Fue a partir de la crisis del neoliberalismo que comenzó a extenderse el uso de nuevas tecnologías de comunicación: la televisión satelital, la TV por internet, las páginas web, los foros y redes virtuales, que crearon condiciones de visibilidad y circulación para los materiales audiovisuales. La rápida evolución de la tecnología de registro e intercambio facilitó tanto el acceso al equipamiento informático y de video por la reducción de su costo, como la manipulación del software para editar y producir interfases virtuales.
Este nuevo escenario en lo que hace a los medios de comunicación fue cosechado por
militantes, investigadores, comunicadores y artistas, originando un proceso de
institucionalización que años más tarde permitiría la sanción de la Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual (2006).

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